Proyecto

No,
todavía
no has bebido demasiado
pero este vino
te va a contar una historia

Vivir en Galicia, significa amar la vida de lleno, amar esa lluvia fina que cae milagrera, sin cesar, como un riego continuo que hace crecer la hierba y los maravillosos bosques que hemos de defender a toda costa, aunque sea a riesgo de pedir ayuda a las meigas. Vivir en Galicia es amar a esos mares que la circundan, unas veces oscuros y bravos, luminosos y acogedores otras; es amar, en fin, la Naturaleza entera. Si dentro del ser humano no hay acaso ansia más fuerte que la de ser feliz, cosa que en síntesis viene a ser la posesión de un equilibrio, ese equilibrio es algo así como la unión entre el mar y la tierra. Lo fértil, lo ancho y abierto del agua, y lo serio y limitado, seco, de la tierra.

Galicia, más allá de su vegetación y clima, es también su tradición, que ha quedado fijada, así como su manera peculiar de ser, en muchas de sus leyendas.

Leyenda

Una leyenda es como un «mito», un relato utilitario, mediante el cual tratamos de explicar hechos más o menos extraordinarios y sorprendentes.

El conjunto de las leyendas supone cierta cultura popular, es decir lo que se aprende al oírlo contar a otras personas y nunca leído en los libros. En las leyendas contadas se oye siempre el acento del auténtico pueblo, por eso su mayor mérito reside en la espontaneidad con que se narran, y por ello son tan importantes para la interpretación de la psicología de los pueblos. La leyenda, ya bien sea transmitida a través de otras regiones e incluso de otros países, siempre será contada de acuerdo con el espíritu local.

La leyenda es, pues, el relato de un hecho real adornado o desfigurado o simplemente desvirtuado por la tradición oral, que va modificando los detalles, no bien recordados, al pasar de boca en boca por generaciones sucesivas.

Místicos

Es curioso observar que aunque en Galicia ha habido muchas guerras: invasiones germánicas, romanas, árabes, combates contra piratas normandos, contra tropas napoleónicas, no hay en ellas un personaje que sobresalga. Todas son gentes del pueblo que defienden su tierra, su casa, su libertad, porque todos van juntos para un fin común.

En Galicia hay más encantamiento que milagros, más amores que guerras, más tragedias de amor que traiciones, más humor que lágrimas.

Sensibilidad,
ironía y amor a la tierra

Las hadas gallegas, no usan varitas como las castellanas, tampoco habitan en castillos; son más humildes y sencillas: se ocultan en las fuentes que brotan del mismo suelo y se cubren con una sencilla túnica de albo lino, y andan con los rubios cabellos sueltos. Hilan y tejen como las mismas mujeres del pueblo. Son hermosas eso sí, como un alborear de primavera, y sólo se les puede ver con las «raiolas» primeras del sol naciente.

¿Tendrá alguna explicación el origen de tanta leyenda que se reparte por toda Galicia? Tal vez la imaginación sobre todo porque es uno de los elementos más entrañables que Galicia ha heredado de los celtas; pero además debemos añadir la grandiosa naturaleza que configura esta tierra, y la enorme preocupación por el más allá, raíz de toda una raza, de todos los pueblos de raíz celta: los matices de los campos, el rumor del viento al cruzar sus bosques umbríos, el ruido de sus hirvientes cascadas, los vegetales fosforescentes, los insectos que alumbran, las luces verdosas que avanzan, el roce de un ala contra algo, el lamento del buho o del moucho en los pinares, adquieren dentro de la noche, esa negra sombra que asombraba a Rosalía, unas proporciones extrañas, realmente mágicas.

El sol, la luna, el mar, los ríos, las fuentes, los bosques, todo cobrará entonces poderes sobrenaturales. Y dentro de esta Naturaleza nocturna y fantasmal, las ánimas andarán dueñas errantes sembrando la duda, el temor, esa angustia del alma gallega que se resume en los versos de Rosalía de Castro:

Teño medo d’unha cousa
que vexo e non sei que

La rica naturaleza pues, el temor por el más allá, por todo lo invisible, es algo tan inherente a la mentalidad celta que ha predispuesto a Galicia al cultivo singular de tantos relatos legendarios.

Debemos concluir que estos relatos comunican hechos que no han sido verificados ni registrados por el mismo que lo cuenta, quien a su vez lo transmite verbalmente a otro, formando así una cadena de eslabones que van constituyendo una sucesión de testimonios siempre verbales o sea la tradición oral. El testimonio verbal es, pues, típicamente, un testimonio indirecto y depende mucho de las añadiduras personales de cada eslabón. Pero de todas formas proporcionan cierto conocimiento del pasado, de una cultura, de un país.

El método más eficaz para retener bien estos relatos, es el uso de recursos mnemotécnicos bien utilizando objetos o bien cantos o ritmos.

Sírvete otra copa y ponte cómodo, te vamos a contar una historia

el cuentacuentos

Historia y propósito en una botella

LO QUE NOS MUEVE

Comunicar a partir de lenguajes propios.
Compartir la felicidad de cada botella.
Emocionar a través de historias embotelladas.

COMO LO HACEMOS POSIBLE

Recorremos todo el territorio en búsqueda de esas pequeñas joyas vinícolas.

Conectamos conocimiento entre distintas disciplinas para conseguir un desarrollo holístico.

Nuestro ciclo: Eschuchamos, interpretamos, buscamos, elaboramos, compartimos y volvemos a escuchar.

NUESTRAS PROPUESTAS

Proponemos vinos que nos emocionan, poniendo en valor distintos perfiles y variedades autóctonas, a la vez que defendemos el lugar de donde provienen.

Creamos y elaboramos vinos que respetan la gastronomía, conjuntamente con los mejores elaboradores del país.

Hemos desarrollado nuestros propios códigos para comunicar el vino a partir de nuevos lenguajes gráficos.